Se cuenta que en el cielo dos angelitos estaban viendo cómo sufrían los humanos. Uno le decía al otro: -Mira cómo llora esa señora porque la dejó su marido. El otro le contesta: -Si, pero observa a aquel hombre. Está a punto de suicidarse porque su negocio quebró y tiene tanto miedo de no saber cómo va a recuperar su estabilidad económica. En eso llega otro angelito que desconocía qué era el sufrimiento y les preguntó: -¿Qué es el sufrimiento? ¿Cómo es el miedo? Yo quiero conocer esas experiencias.
Uno de los ángeles, el mayor, le contesta:- Ni se te ocurra eso, no sabes las experiencias que viven esos humanos. Ellos planearon ir a vivir esas experiencias para saber la otra cara de la moneda, tales como el amor, la compasión, la valentía, el amor. Pero cómo al nacer se olvidan de ese objetivo entonces se identifican con esas experiencias dolorosas porque no saben cómo trascenderlas. El angelito insistió tanto en que deseaba vivir esas experiencias de sufrimiento, hasta que finalmente le dijo el mayor:- Está bien, vamos a ir los dos a nacer como humanos y yo te voy a hacer sufrir para que vivas esas experiencias. Pero no olvides ni te identifiques sólo con esa parte oscura. Si lo haces y te identificas con ella no podrás regresar aquí. Quedarás sujeto al ciclo de nacimiento y muerte, a la ley del Eterno Retorno y Recurrencia, o lo que los humanos llaman la rueda del Samsara.
Así que pidieron permiso a sus superiores y nacieron en dos madres distintas y en el mismo pueblo. El angelito que quería vivir las experiencias de infelicidad y dolor desde el nacimiento tuvo complicaciones al nacer. Hubo problemas en el parto y nació con arritmia cardiáca. El otro nació sano y se desarrolló en una buena familia que lo crió con amor y sabiduría y nunca olvidó su misión. En cambio el otro angelito fue creciendo débil y con una familia inestable. Cuando fue a la escuela se encontró con el ángel consciente y éste le hacía muchas travesuras. Le quitaba su lonche, lo golpeaba y le escondía los libros. Cuando ingresaron a la secundaria le propinó una golpiza que estuvo casi a punto de matarlo.
El angelito suplicó compasión y con tono suplicante le dijo: ¿Por qué me haces esto? Su compañero le contestó: - Recuerda nuestro pacto. Tú quisiste venir a vivir estas experiencias de sufrimiento e infelicidad. ¿Ya no te acuerdas? Yo sólo hago lo que me pediste. Así que no te identifiques con el sufrimiento, con el anti amor. Sólo vive la experiencia y aprende de ella. Recuerda: tú no eres el sufrimiento, ni el miedo ni el rencor. Eres un ser de luz y pase lo que pase tú decides lo que sientes. Sólo conéctate con el amor y perdona y ama. Yo no volveré a hacerte daño, pero otros lo harán. Vas a vivir muchas experiencias desagradables aún, pero tu meta es trascender cualquier reto y aprender a superarlo, siempre desde el amor, nunca desde el sufrimiento. Cuando empieces a vivir la vida desde el amor, a ver que todo lo que te rodea es sagrado, nada te hará caer, nada te hará daño. Recuerda, eres un espíritu divino que vino a vivir experiencias humanas y si lo entiendes pronto regresarás a casa.
